¿Sabes lo que más jode de emprender como nos gusta a nosotros?
Que nadie te dice si vas bien o si te estás metiendo una hostia.
No hay nadie.
Ni un jefe que te marque objetivos.
Ni un equipo que te dé feedback.
Ni un cliente que te diga “sí” o “no” hasta que ya es tarde.
Miras hacia atrás y no hay nadie.
Ni una señal. Ni un “vas bien”. Ni un “por ahí no”.
Todo lo haces tú.
A ojo.
Probando.
Intuyendo.
Y claro, con este panorama… ¿cómo cojones no vas a acabar perdido?
Una semana vas y me haces sesiones.
Otra, me lanzas un taller.
A la siguiente te da por un curso.
Y de pronto te ves con tres movidas abiertas, cero foco y la sensación constante de que no sabes qué estás haciendo.
Joder, eso es agotador.
Porque no saber por dónde tirar te chupa la energía, te hace dudar de todo y te hace sentir que igual no vales.
Cuando en realidad… lo que no tienes es un puto mapa.
Uno que te diga:
- Mira, esto es lo que vendes.
- A esta gente.
- De esta forma.
- Con este mensaje.
- Y durante estas semanas.
Y cuando tienes eso delante… todo cambia.
Joder, ya lo creo si cambia.
Porque ya no vas a ciegas, probando a ver si lo mismo esta vez has acertado, como si esto fuera la lotería del circo online.
Además, pasa otra cosa cojonuda:
Que dejas de sentirte un impostor cada lunes por la mañana.
Porque tienes dirección.
Y esa dirección es la que te doy en mi newsletter diaria.
Te apuntas ahí:
Solo eres libre cuándo puedes decidir. Y aquí verás cómo hacerlo.
Apúntate ahora y recibe una idea diaria para montar un negocio libre y altamente rentable que financie la vida que has elegido.