Te digo una cosa.
No decidir también es decidir.
Solo que te sale más caro.
¿Tú no lo ves igual?
Mira, te lo demuestro.
No decidir te cuesta energía.
Te cuesta estar otra vez dándole vueltas a lo mismo en septiembre.
Te cuesta otro lunes sin saber por dónde tirar.
Y ojo, no te lo digo con ánimo de joderte el día.
Te lo digo porque lo he visto mil veces.
Y porque lo viví.
Yo también estuve ahí.
Mil ideas.
Mil videos de YouTube.
Mil conversaciones en mi cabeza de “y si hago esto, y si mejor lo otro…”
Pero cero decisiones reales.
Cero foco.
Cero avances.
Y cero euros en la cuenta.
Hasta que un día, sin tenerlo todo claro, dije: ya está.
Voy con esta idea.
Y la pruebo.
Y la meto en un sistema.
Y veo qué pasa.
Y ahí cambió todo.
Ya lo creo si cambió.
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