Te digo una cosa rápida, que ando de mudanza y con estas cosas ya se sabe.
Como no sepas explicar bien qué vendes, estás jodido.
Porque, si tu cliente no lo pilla en 10 segundos, da exactamente igual que tengas claro lo que haces.
En ese caso, no hay venta.
Hay duda. Hay confusión. Hay scroll y adiós.
Venta no hay.
Y lo peor es que eso se nota en todo.
En cómo escribes y en cómo respondes cuando te preguntan.
Incluso te diré que se te nota en el cacao que tienes en la cabeza.
Por eso, en mi newsletter te ayudo a resolver eso.
Me refiero a que aprendes a redactar una propuesta que puedas decir en voz alta y que tu cliente diga:
“Me cago en la leche, eso es justo lo que necesito”.
Y no me vengas con el cuento de ‘lo mío es muy específico’, ‘es que es muy personalizado’, ‘si no lo explico bien no lo entienden…’
Si no se puede simplificar, te costará infinitamente más venderlo.
Es lo que hay.
Así que eso.
Si te pasa que cada vez que alguien te pregunta “¿y tú qué haces?”, entras en crisis, lo que te cuento en mi newsletter casi seguro que te interesa.
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