En este email te voy a contar algo de lo que casi nadie habla.
Algo que se esconde, se evita y se oculta.
Hasta cierto punto lo entiendo. Quiero decir, airear tus miserias en público es de todo menos cómodo.
Pero si realmente te tomas en serio y te responsabilizas de tu vida, hay que ponerlo encima de la mesa.
Es la única forma de ponerle remedio. En este email lo verás.
¿Sabes de lo que casi nadie habla en público cuándo tiene un negocio?
No lo dicen en los emails.
Ni en eventos de networking con vino barato.
Y mucho menos en esas redes sociales infernales donde todo parece perfecto.
Pues resulta…
Que puedes montarte un negocio en internet buscando libertad y terminar más esclavizado que cuándo currabas para otro.
Sumergido, socavado y enterrado bajo montones de entregas.
De reuniones por Zoom que no llevan a nada.
De clientes que te escriben un domingo por la tarde para decirte que “al final quieren otra cosa”.
¿Lo peor?
Lo peor es que muchos a eso le llaman libertad.
Con dos cojones.
Es tanta la vergüenza que sienten, tanto el miedo al que dirán todos esos que le recomendaron no hacerlo, que mejor se buscara un trabajo serio…
Que se secuestran a si mismos y lo llaman libertad.
Libertad porque no tienen jefe.
Porque “deciden” su horario.
Porque trabajan desde casa o desde un coworking cuqui con olor a café de especialidad.
¿La realidad de todo ese postureo online?
Que si la mayoría no para, no cobra.
Si te vas de vacaciones, no entra ni un duro.
Y si un cliente se da de baja, el mes se te queda tiritando.
Como un autónomo de toda la vida.
¿Eso es libertad? Vamos, no me jodas.
La libertad empieza el día que montas algo que no dependa todo el santo día de ti.
Algo que vendes sin estar conectado 24/7.
Algo que entregas de forma automática y sin tener que contratar a flojos que a las primeras de cambio se pillan baja por depresión.
Algo que funcione aunque te largues tres semanas con el wasap desinstalado.
Y eso no se construye improvisando.
Se construye con sistema.
Te lo cuento en detalle cuándo te apuntas ahí abajo:
Solo eres libre cuándo puedes decidir. Y aquí verás cómo hacerlo.
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