Hay decisiones que lo cambian todo. Y aún así, las dejas para el último minuto.
Mira lo que me dijo David, justo después de entrar en la Mentoría
“Pues sinceramente, aunque tenía la Mentoría en el radar, estuve a punto de dejarla pasar porque no tenía ninguna idea que me motivara. Pero justo el domingo, quedé con una amiga y compi de trabajo que también le encanta viajar, y hablamos de la idea de hacer una agencia de viajes. Luego me puse a unir ideas y pensé, «esto se podría convertir en un modelo de suscripción, y la Mentoría nos podría ayudar a construir esto. Vamos a probar, y mejor antes de que suba de precio». Y ahí estaba, a las 23.57 en el metro sacando la tarjeta y rezando porque no se fuese la cobertura.”
Ojo.
23:57.
En el metro.
Rezando por la cobertura.
Eso es lo que pasa cuando ya lo sabes… pero te sigues contando que “no es el momento”.
Y no pasa nada, ¿eh?
Todos lo hacemos.
Le damos vueltas. Esperamos “el momento”.
Buscamos excusas lógicas para aplazar lo que en el fondo ya está decidido.
Y la mayoría de veces, lo único que te falta… es decidir.
Porque al final, todo se reduce a esto:
- ¿Quieres montar un negocio que te dé vida de verdad… o seguir dudando cada día de si esto tiene sentido?
- ¿Quieres construir algo que puedas sostener sin reventarte… o seguir apagando fuegos mientras sonríes en redes como si todo fuera bien?
Tengo una newsletter que te ayuda justo con eso:
A dejar de construir desde la prisa, el agobio o la rayada del día.
Y empezar a construir desde ti.
Con intención.
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Y sí, claro. Con libertad.
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