Me explico.
Cuando empezaste a montar tu negocio, lo hiciste por algo muy claro:
—“Quiero más tiempo para mí.”
—“Quiero decidir cómo y desde dónde trabajo.”
—“Quiero poder cerrar el portátil un martes al mediodía sin dar explicaciones y no sentir culpa por hacerlo.”
Y en el fondo, no era solo por los horarios ni por el dinero.
Era por ti. Por tu vida. Por esa sensación de estar al mando.
Conozco bien esa sensación. Hasta te podría decir que me he fusionado con ella.
Pero dime la verdad:
¿Cuánto de eso se ha cumplido?
No digo que nunca, pero, sinceramente, ¿qué porcentaje has alcanzado?
Porque lo que yo veo (y lo que me cuentan cada semana montones de alumnos) es que lo que empezó como una búsqueda de libertad…
ha terminado en un curro más.
— Un curro sin horarios, sí… pero con trabajo 24/7.
— Un curro sin jefe… pero con una voz en tu cabeza que no te deja en paz.
— Un curro sin oficina… pero con el portátil pegado a ti hasta para ir a cagar.
Y lo peor, esa culpa.
La puta sensación de culpa esa que se te mete en el pecho, no te deja ni respirar y gobierna tu cuerpo si se te ocurre apagar el portátil un martes al mediodía.
Y claro que lo haces porque te importa.
Y claro que hay momentos de subidón.
Pero si eres sincero contigo, sabes que la mayoría del tiempo estás reaccionando, no construyendo.
Quiero decir, publicas porque “hay que estar presente”.
Cambias de idea porque la última no funcionó (o eso crees).
Rediseñas tu web a ver si esta vez sí.
Subes el precio, lo bajas, lo vuelves a subir. A ver si así lo mismo alguien compra.
Y así, en bucle.
Sin estructura real. Sin estrategia de fondo. Sin foco sostenido.
Y lo peor: sin nadie al lado que te diga “esto sí, esto no, tira por aquí”.
Eso no es libertad.
Eso es otro curro. Más solitario. Más caótico. Más agotador.
Pero libertad no es.
Y por eso te escribo hoy.
Porque estoy montando algo (si eres alumno de NSL ya conoces todos los detalles, fechas y condiciones especiales) que va a cambiar eso para siempre.
Algo que, si lo hubieras tenido hace un año, hoy estarías en otro punto.
Igual que me pasó a mi, que hasta pude permitirme soltar un negocio, no porque no fuera rentable, sino “simplemente” (entiéndase las comillas) porque no me hacía feliz.
Es algo que te quitará el ruido y te dará dirección.
Y con esa sensación (que es la mejor de todas) de saber que no estás construyendo para escapar de algo, sino para diseñar tu vida como tú quieres.
No te contaré más por ahora.
Solo quiero que cuando lo veas, sepas que no apareció de la nada.
Estaba pensándote a ti.
Igual que tantos años estuve pensándome a mí.
Falta poco.
Muy poco.
Muy.
Para enterarte, te apuntas gratis ahí:
Solo eres libre cuándo puedes decidir. Y aquí verás cómo hacerlo.
Apúntate ahora y recibe una idea diaria para montar un negocio libre y altamente rentable que financie la vida que has elegido.