Email rápido, que entre la mudanza y que es viernes, tengo poco tiempo para esto.
Mira, te entiendo.
En serio, te entiendo.
No te lo digo por quedar bien.
Te lo digo porque he estado ahí.
Pero si no haces nada hoy, no te quejes en septiembre.
Porque ya sabes cómo va esto.
El verano se va, llega septiembre, vuelta al cole, vuelta al curro, vuelta al caos.
Y tú, igual.
Igual que estabas en junio.
Igual que estabas en marzo.
Igual que estabas en 2023.
Mismo lío.
Mismo modelo.
Mismo agobio.
Misma sensación de ir apagando fuegos sin saber muy bien ni por qué ni para qué.
Y no es que no tengas ideas joder, ni que no tengas talento.
Tienes de sobra.
Lo que no tienes es estructura.
Un sistema que funcione cuando tú no estás fino.
Una forma concreta de hacer las cosas que no dependa de cómo te hayas levantado hoy.
Ni de si el algoritmo decide mostrar tu post.
Ni de si ese cliente tóxico al que ya olías de lejos al final te paga o te revienta.
Y mira, todo eso podría tener solución. De hecho, la tiene.
Pero para eso hay que parar.
Y construir con cabeza.
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