Sábado.
No hay reuniones.
No hay Zooms.
No hay llamadas, ni entregas, ni esa urgencia artificial que nos metemos entre pecho y espalda de lunes a viernes.
Y entonces pasa algo raro.
Silencio.
Y en ese silencio…
empiezas a pensar.
Piensas en lo que estás haciendo.
En por qué lo estás haciendo.
En si realmente tiene sentido lo que estás haciendo.
En si estás en el camino correcto o solo estás en movimiento.
Y es ahí, entre tus pensamientos, donde aparece esa pregunta jodida:
“¿Esto que estoy construyendo me acerca o me aleja de la vida que quiero?”
No es fácil, ojo.
Porque hay ruido entre semana, y métricas, y contenido, y funnels, y más ruido, y más contenido, y más métricas…
Pero el sábado no.
El sábado hay espacio.
Y cuando hay espacio, el pensamiento se cuela.
Y duele.
A mí me pasa, no te lo voy a negar. Y tal cual te lo cuento.
Porque igual tú también te has levantado hoy con ese runrún raro en la cabeza.
Con esa mezcla entre duda, vacío y “igual debería estar más contento con todo esto”.
Lo cierto es que no tengo respuesta para eso.
Tampoco hace falta tenerla.
Solo te pregunto una cosa:
¿También te pasa eso los sábados, o soy el único loco que se pone a pensar en estas cosas cuando no hay ruido?
En todo caso, tengo una newsletter.
Todos los días escribo a los miles que están dentro con un nuevo consejo para montar un negocio libre que financia la vida que han elegido.
Te apuntas ahí:
Solo eres libre cuándo puedes decidir. Y aquí verás cómo hacerlo.
Apúntate ahora y recibe una idea diaria para montar un negocio libre y altamente rentable que financie la vida que has elegido.