¿Sabes lo que pasa cuando por fin tienes claridad?
Pues pasa que empiezas a tomar decisiones que antes ni te planteabas.
Mira, te pongo ejemplos:
- Apagar el portátil un martes a las 12h e irte a pasear por la playa sin culpa.
- Acompañar a tu madre al médico sin pedir permiso a nadie.
- Llevar a tus hijos al colegio que tú elijas, no al que te obliga el código postal.
- O simplemente, tener tiempo. Tiempo para ti. Para los tuyos. Para vivir.
Eso, para mí, es libertad de la buena. De la de verdad, eh. No de la que ponen en las bios de Instagram.
Y eso es lo que empieza a pasar cuando te tomas en serio el diseño de tu negocio.
No hablo de facturar cinco millones, ni de tener cien empleados con problemas que resolver antes del café.
Hablo de tener un negocio libre y altamente rentable que te financie la vida que tú has elegido.
Por eso solo eres libre cuándo puedes decidir.
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